martes, 13 de noviembre de 2012

Ofrenda de alimentos a la Virgen de Valme

 
        El pasado viernes 19 de octubre tuvo lugar la ofrenda de alimentos de los Grupos Jóvenes de Dos Hermanas a la Santísima Virgen de Valme. Por primera vez el acto se celebró un viernes para dar así mayor solemnidad al acto, he intentando que hubiera mayor espacio para desarrollar el acto. Con motivo de la crisis la Hermandad de Valme optó por la ofrenda de alimentos no perecederos para las familias más desfavorecidas en lugar de los tradicionales canastos de nardos que los jóvenes de las distintas hermandades de Dos Hermanas ofrecían a la Protectora de nuestro Pueblo.
 
Por parte del Grupo Joven de nuestra Hermandad, se leyó en el acto un introito sobre la devoción a la Santísima Virgen de Valme y su romería:
 
Despertaron los sueños que durante meses se han ido guardando en las memorias de un pueblo. Sueños que se fueron forjando desde un lejano octubre, cuando su ermita se despidió nuevamente de ella. Sueños que florecieron al compás de una guitarra, como florecen ahora de mil colores en los techos de las carretas. Sueños que en las noches de verano nos traen el aroma inconfundible de ella. Sueños que cuando llega octubre emergen en una exaltación de fe, amor, pueblo y tradición.
 
Y estos sueños que recorrieron cada día de un interminable invierno el alma de cada nazareno, se hacen ahora realidad llenándose de su divina presencia. Sueños que nos traen una y otra vez un solo nombre que se graba a fuego en la esencia de todo nazareno. Esa esencia que cuando llega la fecha renace sin quererlo, a cada latido de un corazón que se acelera por momentos cuando la ves a ella en el sagrario. Una esencia que conserva aun lo añejo, quizás por su nombre, su historia, sus costumbres… o quizás porque la encontramos en cada rincón de este pueblo.
 
Esencia que renace cada tercer domingo de octubre en una plaza chiquitita, risueña, como lo es su sonrisa. Esa misma esencia que conserva la Torre de Doña María, principio y fin de un camino que la despide de su pueblo y la lleva hasta su ermita de Cuarto. Esencia que va prendada de cada flor rizada, como los sueños de sus carreteros ensartados uno por uno para ella. Esencia de una devoción tan grande que hasta Dios llama a las puertas del cielo a los que en vida lo dieron todo por ella. Una esencia que perdura por siglos y que hoy es el legado más grande que tiene su pueblo.
 
Esa esencia es la que los jóvenes deben descubrir en el amor más profundo que nuestros padres y abuelos nos han enseñado a sentir por la Virgen y el legado más grande que nos pudieran haber dejado jamás. Y por la cual recordemos con tu divina presencia que no hay resurrección sin cruz ni Amor sin Sacrificio.
 
José Cid Ramírez
 
Se entregaron en la ofrenda más de 20 kilos de alimentos recogidos de nuestros hermanos y jóvenes de la Hermandad. Gracias a todos aquellos que participaron en la ofrenda y aportaron su granito de arena a esta merecida causa.
 
 
 
 
 

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